Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

lunes, 7 de febrero de 2011

Mea culpa.

(...)
y aun así habré de llegar a la conclusión de que no hay
un ser más culpable que yo,
ni lo habrá, sobre la tierra.
Y empiezo a pedir así:
Por las cosas que siento y por aquellas que odio sentir,
por mi mala cabeza
porque mi calavera, ella no dejará de reír,
por las lunas nuevas,
por las cosas revueltas que dan vueltas dentro de mí,
por seis años de penas
y por cosas que ni tan siquiera me atrevo a decir.
Perdón por mis pies siempre fríos,
por la noche pasada, y por la otra, y por aquella también.
Perdón por el Gran Sinsentido,
por querer comprenderlo y, sobretodo, por no comprender ...
Perdón.
(...)y yo puedo jurar que no hay
un ser más culpable que yo,
ni lo habrá, sobre la tierra.
Y por dos mil años de cristiandad;
por tener la osadía de alimentarme y de respirar;
por los superdotados,
por el hombre tripudo y por la liberación sexual,
por el circo italiano,
por el viejo que agita una servilleta al hablar
y me jura y me perjura que en ella
ha resuelto el misterio de la Santísima Trinidad.
Perdón por la gente moderna,
porque corro el peligro de mirarla y perder la razón.
¡Perdón, por el amor de Dios!,
por la gran decadencia de una vida pidiendo perdón.
Perdón, perdón por los cuatro elementos,
por la tierra y el agua y el fuego y la polución.
Perdón, perdón por todos mis lamentos,
(...)
Y os miro a los labios,
y a todos oigo pedir perdón por existir.

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