Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

martes, 30 de marzo de 2010

Killing an Arab.

Ultimamente me siento un poco como Meursault, pero un poco menos nihilista.


"I'm alive
I'm dead
I'm the stranger
Killing an arab "

lunes, 29 de marzo de 2010

Hormigas.


Me he vuelto una desconocida. Me pregunto quién habita en el lugar donde está el cuerpo de la mujer que antes era yo y sobretodo, me pregunto, qué significa y porqué ese hormigueo en el estómago cuando te sorprendí mirando, sonriendo, a la extraña en la que me he convertido.


domingo, 28 de marzo de 2010

De la colisión de tus calumias.

Vuelven a resbalar mis palabras por la torpeza con la que me haces mentirte sin que sepas que lo hago, sin que sepa que al mismo tiempo tú también finges que no nos estrellamos, intentando que no vea que estamos a punto de estallar en mil pedazos.

Quizás por yerro o por descuido siempre acabamos dando golpes. Y yo a penas logro zurcir los retales que quedan de mí de tanto quebrarme. De romperte.

Sé que vuelvo, hecha añicos, malograda, a fracasar.

Y no hago nada por corregirme a tiempo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Sin nombre, sin papeles.

El chico sin nombre, sin papeles, se sienta todos los días frente al bar donde bajo a desayunar.
El chico sin nombre, sin papeles, tiene un gorro de lana de colores que apenas le tapa las orejas. También tiene unos guantes negros y una cazadora verde caqui que siempre lleva puesta.
El chico sin nombre, sin papeles canta bajito las canciones que su abuela le enseñó mientras cocinaba y él y sus hermanas desenvainaban los guisantes.
El chico sin nombre, sin papeles llora de frío y de pena, y estira su mano, para ver si alguien le da alguna moneda.

Pero no está. Nadie le ve. Nadie le oye. Nadie le abriga.

El chico sin nombre, sin papeles, sólo existe para aquellos quienes sabemos mirar y escuchamos su tristeza, y aún así sólo podemos arroparle con una sonrisa.

martes, 23 de marzo de 2010

Adolescencia.




Cuando tenía entre doce y catorce años me masturbaba leyendo "La vida sexual de Catherine Millet". Por supuesto, el onanismo era tanto sexual como intelectual.
Quizás mis amantes, si llegaran a entender alguna palabra de todo esto, culparían a mis lecturas adolescentes de lo que ellos denominan tanto como libertinaje como gafapastismo.
Y yo me pregunto, ¿Por qué no es más fácil ser, al mismo tiempo, una libertina concienzuda y una respetada intelectual?
¿Has sentido alguna vez el dolor, el abismo de la carne: " el cuerpo habitado"?