Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

martes, 28 de diciembre de 2010

En España son dos besos.

Dime para qué bajaste
de las montañas inexpugnables.
Deberías haberte quedado allí sólo
comiendo chucrut.

En España son dos besos
y voy a robarte algún repuesto
por aquellos que un día me has negado.

Dime para qué volviste
chico de la mirada triste.
Deberías haberte quedado allí sólo
bebiendo vermut.

En España son dos besos
y voy a robarte algún repuesto
por aquellos que un día me has negado.

En España son dos besos
y voy a robarte un ciento
por aquel que un día me has negado,
por ese que antes me has negado.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Los garrafales errores.

En mi casa, que huele a casa; a cremas de mi madre, a curry y a pimienta y ahora el pasillo, un poco, para qué engañarnos, también a perro; escondida bajo las tres o cuatro mantas de cuadros de colores que mi abuela hizo para mi, releo a Paolo Giordano como un fiel lee la Biblia, enalteciendo cada párrafo, haciéndolo muy mío. Busco de nuevo aquello de "próximos, pero nunca juntos", y dejo caer el libro a un lado de la cama. 

Y esos errores pequeños, los que cometo convenciéndome que no tendrán ninguna consecuencia, se parecen a las bolas de nieve que ruedan colina abajo, alimentándose de un poquito más de hielo para hacerse un poco más grandes. ¡Qué tremendo, qué patético, qué dramático, qué sombrío, qué triste y doloroso incurrir en esta equivocación!
 
¡Qué plañido tras el descuido! ¡Pero qué gozo, saberse parte de tan vedada obra!

jueves, 23 de diciembre de 2010

Regreso a la casa.

"Qué manido", digo, "volver a casa por Navidad, como el turrón". Y te ríes. Te ríes pero no sabes muy bien qué quise decir. Te has quedado con El Almendro, flotando, muy en la superficie. Yo te miro y sonrío, e ignoro si es ternura o vergüenza lo que normalmente me hacías sentir.

martes, 21 de diciembre de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

sábado, 11 de diciembre de 2010

Propaganda.

Nosotros, zagales, bronceando nuestros esculturales cuerpos corriendo por playas desiertas de mares bravos, claro que sí, esa metáfora para decir que también somos atrevidos, audaces; besando a apolíneos varones, acariciando tremendas mujeres mientras bailamos, con moral relajada, beodos y ufanos porque tenemos un Polo que hemos pagado porque trabajamos en una oficina donde nos llevamos todos genial, y el jefe, a veces, nos trae el café a la mesa y además, al llegar a casa por las noches, qué bien sabe la sopa de sobre, ¡como la de mamá!. Empezaremos mañana un nuevo día con un Donut, el sobrepeso es para la mediana edad.

Qué guay, cómo mola ser joven, qué fácil es ser joven.

martes, 7 de diciembre de 2010

Jaque.

Ahora, por última, podría reír mejor. También podría decir que en el fondo lo esperaba. Podría aprovechar la coyuntura y mover de oca a oca y tirar porque me toca. Podría. Sería bueno. Sería lo mejor.

También podría escribir sobre qué podría hacer para dejar de retenerte en mi cabeza para siempre, ahora que al fin me has devuelto la partida. Pero podría seguir jugando y decir J13 y encontrar sólo agua, y acabar, como siempre, tocada y hundida. Podría quedarme y mirarte mirarme con indiferencia los días vulgares, que son más en el calendario, y con deseo y curiosidad sólo los números primos. Podría. Sería malo. Sería lo peor.

Ganar no siempre es agradable y de perder estoy ya muy abatida. Podríamos quedar en tablas. ¿Podría?


sábado, 4 de diciembre de 2010