(...)
Creo que nos hallamos en la calleja de las ratas
donde los muertos perdieron sus huesos.
"¿Qué ruido es ese?"
El viento bajo la puerta.
"¿Qué ruido es ese ahora? ¿Qué hace el viento?"
Nada, como siempre. Nada.
"¿No sabes nada? ¿No ves nada? ¿No te acuerdas de nada?"
Recuerdo que esas perlas fueron sus ojos.
¿Estás viva o no? ¿No hay nada en tu cabeza?
Oh, oh, oh, oh, pero ese aire shakespeaheriano:
es tan elegante, tan inteligente.
"¿Qué haré ahora? ¿Qué haré?
¿Salir tal como estoy y andar por la calle así sin peinar?
¿Qué haremos mañana? ¿Qué haremos siempre?"
Agua caliente a las diez.
Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.
Y jugaremos una partida de ajedrez,
apretando nuestros ojos sin párpados,
esperando que llamen a la puerta.
(...)
Una partida de ajedrez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario