Vuelven a resbalar mis palabras por la torpeza con la que me haces mentirte sin que sepas que lo hago, sin que sepa que al mismo tiempo tú también finges que no nos estrellamos, intentando que no vea que estamos a punto de estallar en mil pedazos.
Quizás por yerro o por descuido siempre acabamos dando golpes. Y yo a penas logro zurcir los retales que quedan de mí de tanto quebrarme. De romperte.
Sé que vuelvo, hecha añicos, malograda, a fracasar.
Y no hago nada por corregirme a tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario