J. ha pronunciado las palabras mágicas, nos ha hecho desaparecer, forever and ever.
Creo que han sido mis lágrimas las que han colmado el vaso; se ha derramado el vino con el que íbamos a brindar.
Y se acabó la dicha, y el mar, que se ve desde sus ojos, aunque se encuentre a cientos de kilómetros, y el trigo en su pelo, y en mi ropa, las epicúreas vigilias, el cava, las cerezas, el verano que me queda, y el otoño que viene, el invierno que vendrá y la maldita primavera...
miércoles, 28 de julio de 2010
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