La Verdad y la Maldad suelen ir cogidas de la mano.
Salvo rarísimas excepciones, siempre me aburrió tu forma de hacer el amor.
El que haya fingido orgasmos con veintidós años me parece tan triste que me dan ganas de ponerme a llorar. Además, el tiempo que no pasaba contigo en la cama ni siquera merecía la pena la actuación.
¿En qué estaría pensando?
Sí, somos igual de miserables: no supimos complacerme.
martes, 12 de octubre de 2010
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