Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

martes, 12 de octubre de 2010

Escupitajo.

La Verdad y la Maldad suelen ir cogidas de la mano.

Salvo rarísimas excepciones, siempre me aburrió tu forma de hacer el amor.
El que haya fingido orgasmos con veintidós años me parece tan triste que me dan ganas de ponerme a llorar. Además, el tiempo que no pasaba contigo en la cama ni siquera merecía la pena la actuación.
¿En qué estaría pensando?
Sí, somos igual de miserables: no supimos complacerme.

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