Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

domingo, 6 de marzo de 2011

Silencio.

Porque creías que para volar todo el cielo era tuyo y vivías en la jaula más pequeña de todas en las que me encerré, porque las cosas importantes para ti no eran cosas y porque tenías la boca feliz y los ojos tristes.

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