Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

lunes, 18 de abril de 2011

Arrepentimientos II.

No te quise. Abracé la idea de que amasen los lunares de mi barbilla, cada una de mis cicatrices.
Besaba los besos, no tus labios y alentaba cuando follábamos, cada golpe, cada venida, porque los dolores pequeños fueron lo más parecido que sentí a padecer de amor.

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