Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Regreso a la casa.

"Qué manido", digo, "volver a casa por Navidad, como el turrón". Y te ríes. Te ríes pero no sabes muy bien qué quise decir. Te has quedado con El Almendro, flotando, muy en la superficie. Yo te miro y sonrío, e ignoro si es ternura o vergüenza lo que normalmente me hacías sentir.

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