"Qué manido", digo, "volver a casa por Navidad, como el turrón". Y te ríes. Te ríes pero no sabes muy bien qué quise decir. Te has quedado con El Almendro, flotando, muy en la superficie. Yo te miro y sonrío, e ignoro si es ternura o vergüenza lo que normalmente me hacías sentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario