Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

jueves, 26 de mayo de 2011

Llora un perro en la calle.

Llora un perro en la calle debajo de mi ventana. Llora un perro y lloran las nubes, allí al fondo, donde está el edificio gris y alto y se ve una montaña.
Llora un perro en la calle debajo de mi ventana. Llora una perro y lloran los grifos del cuarto de baño, viejos y oxidados. Y el sonido me martillea la cabeza y me hace pensar al ritmo de cada gota de agua que se muere.
Llora un perro en la calle debajo de mi ventana. Llora un perro y lloran mis ojos hacia dentro, encharcando mi sangre y después mis pulmones.
Llora un perro en la calle debajo de mi ventana.

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