Pensar en ti es volver a caerse de la bici, torcerse el tobillo, golpearse el codo, chocar el meñique del pie contra la esquina de la cama.
Se me hizo callo en el corazón con tantos golpes, y he estado limándolo, poquito a poquito, desde que nuestras camas están a mil kilómetros.
Ya no puedes hacerme daño. ¿Sabes qué? Ya casi no te extraño.
viernes, 28 de octubre de 2011
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Ha sido todo un hallazgo encontrar tu blog.Me ha gustado mucho tu manera de escribir y tus palabras.
ResponderEliminarun saludo
gracias diana!
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