Nosotros, zagales, bronceando nuestros esculturales cuerpos corriendo por playas desiertas de mares bravos, claro que sí, esa metáfora para decir que también somos atrevidos, audaces; besando a apolíneos varones, acariciando tremendas mujeres mientras bailamos, con moral relajada, beodos y ufanos porque tenemos un Polo que hemos pagado porque trabajamos en una oficina donde nos llevamos todos genial, y el jefe, a veces, nos trae el café a la mesa y además, al llegar a casa por las noches, qué bien sabe la sopa de sobre, ¡como la de mamá!. Empezaremos mañana un nuevo día con un Donut, el sobrepeso es para la mediana edad.
Qué guay, cómo mola ser joven, qué fácil es ser joven.
sábado, 11 de diciembre de 2010
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Oh, sí. Qué fácil. Qué fácil levantarse por la mañana y descubrir que es todo una mentira, sin más, cualquier día tras tomar ese Donut. Las cosas fáciles suelen ser tan frágiles que asusta tenerlas. Yo, por lo menos, intento evitarlas.
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