«Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón, Jamás soñó que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era sólo un patito feo.»
Andersen nos auguró un futuro esperanzador a pesar de las piedras que encontrasemos en el camino presente.
Lo cierto es que el patito feo no era un pato feo, porque era un cisne. Así le fue todo de puta madre.
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