Puede que te hayas dejado llevar hasta aquí mecido por las olas o aprovechando la bajada de la pendiente. Es probable que tú ni siquiera desees encontrarte leyendo estas líneas o tal vez hayas esperado a estar a solas para encenderte un cigarrillo y te descubras en este lugar, que pertenece a ninguna parte, por propia voluntad.
Sea como fuere, ya has presenciado el crimen.
Y ahora formas parte de esto.
Ya eres Testigo de mis Errores.

domingo, 9 de mayo de 2010

Burato da Londra

Era un edificio sesentero, blanco y azul, con una entrada principal adornada con un ancla de verdad, enorme y vieja, que daba a un pinar muy mal cuidado que servía de aparcamiento. Tenía dos portales y no había ascensor. La casa estaba decorada con espantosos cuadros de motivos ecuestres y porcelana de todo a cien.

Pero la terraza...la comida allí sabía mejor. Y las confidencias por las noches también parecían más sinceras. Y los pinos, y las rocas, y a lo lejos las Cíes y Ons, y barquitos, y gaviotas, y el sol, y la arena entre los dedos y el olor a sal.
Mi cachito de mar.

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